El 29 de diciembre  amaneció verde la Argentina entera y Punta Alta no fue la excepción. Después de años de incansable lucha y mareas de pañuelos entrelazados, un derecho  más podía ser conquistado por las miles de mujeres y cuerpos gestantes que aguardaban la votación.

Y así fue. El aborto es ley y fue conquistado en las calles.

No hay palabras para describir lo que sentimos aquelles que ayer, a las 4 de la mañana, después de un agitado día de movilizaciones, escuchábamos que la clandestinidad había pasado a la historia.

En 2017, con Mujeres Autoconvocadas, quince personas nos juntábamos en el arco de la plaza Belgrano. Denunciábamos la ausencia del estado para aquellas mujeres y pibas que necesitaban interrumpir un embarazo. Eran tiempos en los que todavía no se hablaba de aborto en nuestra ciudad, pero nosotras le poníamos el cuerpo y, trabajando en red con las Socorristas de Bahía Blanca, brindamos asistencia y acompañamiento a quienes el Estado les daba la espalda.  En 2018 y 2019 fuimos más. Y pese a que nuestra ciudad silenciaba la realidad las personas seguían abortando en la clandestinidad.

Hoy, en pleno 2020, con una pandemia que dejó en evidencia la precariedad en la que vive el pueblo trabajador, este país es un poco más justo con las mujeres que día a día somos condenadas a la pobreza y desigualdad en este mundo capitalista.

Casi 200 pibas ayer bailábamos en la plaza y flameábamos los pañuelos que durante años llevamos colgados en las mochilas, ese pañuelo que simboliza nada menos que la libertad para decidir y para gritar por todo lo que nos parece injusto, pero también es memoria, porque el aborto clandestino fue una realidad que se llevó a cientos de miles de nosotras. Muchas de ellas puntaltenses.

Este derecho por el que luchamos por décadas, fue votado en un senado que día a día sanciona  leyes en contra del pueblo e ignoro nuestras necesidades sistemáticamente. Este derecho, decimos, es nuestro, porque  fue arrancado en las calles y hoy lo compartimos con todas las mujeres y cuerpos gestantes que ya no están. Porque para algunes el Estado llegó tarde.

Lo hicimos ley. Nosotras, les que con el miedo en la piel y la voz temblorosa salimos aquel primer 2015 y les que se sumaron después a mostrarnos que, ante cada injusticia, la fuerza es mucha y la soledad no tiene lugar cuando se trata de ampliar derechos. Porque si algo entendimos las mujeres en general y las puntaltenses en particular, es que ya no estamos solas, que juntas podemos, que la lucha es colectiva y que no tenemos miedo.

Levantemos el puño y el pañuelo con orgullo querides compañeres de la marea verde, a lo largo y ancho del mundo,  porque ahora vamos por todo. Porque también queremos la implementación de la ESI que es ley y no se cumple. Porque ahora tenemos las leyes y queremos que las cumplan.

No somos ingenuas, no esperamos que algunos sectores de nuestra ciudad lo comprendan hoy, pero más temprano que tarde la historia demostrará que luchamos por la igualdad en todos los ámbitos de nuestra vida, sin imponerle obligaciones a nadie más que a un Estado que debe garantizar esa igualdad. Todavía queda mucho camino por recorrer, muchos derechos por conquistar y nosotras aprendimos que el lugar es la calle, el ruido, la organización y juntas. Siempre juntas.

Es Ley.

Por Gladys Acha y Mayra Torres de Mujeres Autoconvocadas Punta Alta