Por Sergio Soler

“Venceréis, pero no convenceréis. Porque convencer significa persuadir y para persuadir necesitáis algo que os falta en esta lucha: razón y derecho”.

Esta frase tomada del famoso discurso que Miguel de Unamuno desarrolló en el paraninfo de la Universidad de Salamanca frente al fascista Millán-Astray epitomiza lo acontecido en la jornada del miércoles con la nueva manifestación en contra del veto presidencial al aumento de los ingresos de los jubilados y las jubiladas argentinas. Y, lamentablemente, con la represión ejercida por las fuerzas de seguridad contra los manifestantes.

Esta repetida práctica violenta, la zigzagueante actitud de seis diputados que propició la confirmación del veto, el lavado de manos a lo Poncio Pilato de los que se abstuvieron, los improperios del presidente Javier Milei contra aquellos que se oponían, la incompleta cobertura periodística -que mostró lo conveniente a sus líneas editoriales e intereses-, el incomprensible festejo de quienes apoyan esta, a todas luces, injusta medida, constituyen indudablemente una victoria pírrica del actual gobierno.

Mientras tanto, lo único que queda como corolario es la lamentable realidad: los pobres jubilados y las pobres jubiladas -pobres en el cabal sentido de la palabra-: ven acortadas sus aspiraciones y hasta su vida por negárseles un aumento de 15.000 pesos promedio. Sí, leyeron bien, 15.000 pesos.

La excusa -no explicación, entiéndase bien- es una abstracción rayana en la mentira, un eufemismo: el equilibrio fiscal.

Pregunta retórica final a los jubilados/as, a la clase trabajadora, a la gente común y corriente. ¿Qué es el equilibrio fiscal? ¿El que sirve para vetar un aumento a la clase pasiva? ¿El que sirve para no aumentar los salarios de la clase trabajadora estatal? ¿El que sirve para desfinanciar la educación pública y la salud? ¿El que sirve para gastar millones de dólares en desayunos en la Casa Rosada? ¿El que sirve para viajes intrascendentes al extranjero que no reportan beneficios económicos ni comerciales para el país?

Y siguen las preguntas retóricas…