PUNTA ALTA
26 de Abril de 2024

OPINIÓN

“El relajamiento y la realidad de que el virus no nos busca sino que vamos a su encuentro, parecen diluirse”

6 de Mayo de 2020

Por Adrián Otero, concejal Juntos por el Cambio.

Adrián Otero

De un tiempo a esta parte nuestra vida como regularmente la conocíamos, cambió.

Un virus nos obligó a recluirnos en nuestros hogares y rápidamente, nos dimos cuenta de nuestra indefensión frente a ese “ataque” que solamente creíamos por un rato en alguna película.

Comenzamos a recibir profusa información de todo tipo, nos interiorizamos, algunos aprendieron a diferencias un virus de una bacteria, aparecieron las estadísticas, las curvas planas, los picos, y guardamos alguna leve esperanza de que no llegara a nuestro medio… Pero llegó…

El temor de un primer momento, a 47 días de aislamiento, aún permanece en nosotros, mezclándose con el cansancio lógico que nos invade a lo que se suma la incertidumbre de vivir en ese estado. Pero esa rutinaria conducta en algún punto genera una peligrosa relajación en cuanto a las medidas de seguridad que, puntillosamente al principio, veníamos adoptando.

El relajamiento y la realidad de que el virus no nos busca sino que vamos a su encuentro, parecen diluirse.

¿Seguimos con el lavado de manos? ¿Mantenemos realmente el distanciamiento social? ¿Seguimos compartiendo mate con nuestros compañeros en el trabajo?

No son simpáticas las estadísticas ya que son abstractas, aunque marcan una tendencia. Son números, y no nos gustan los números. Si pudiéramos imaginar que nos contagiamos, ¿Acaso no volveríamos a retomar las medidas de seguridad? Porque en este caso el número seríamos nosotros, y no nos relajaríamos.

La información sobre cantidad de casos sospechosos, confirmados y el triste número de muertos pueden asustarnos, pero es la forma de saber que este virus es real.

El coexistir con la pandemia y el escenario en el cual ningún lugar del mundo está preparado para atender exitosamente las necesidades sanitarias de la totalidad de eventuales infectados, implica continuar cuidándonos modificando hábitos y costumbres muy nuestras para no ser parte de la estadística de contagios y graves consecuencias que arroja -y continuará haciéndolo-esta pandemia.

Relajarse en ese contexto es la peor de las opciones, al igual que creer en el pensamiento mágico “a mí no me sucederá”

Las consignas “cuídate y cuídame” y “responsabilidad social” no son solo frases, sino por el contrario marcan la importancia de cumplir con nuestro rol en la familia y en la sociedad. Representan un paradigma para estar preparados frente a este enemigo invisible.

Por Adrián Otero, concejal Juntos por el Cambio.

 

 

 

 

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